Nuestra Misión

 Nuestro genoma es mucho más que solo genes; de hecho, solo el 1-2% del genoma codifica para proteínas. El resto, que no participa directamente en la creación de proteínas, tiene un rol crítico en dictar cómo las más de 200 variedades de células de nuestro cuerpo usan la misma información genética de maneras únicas para llevar a cabo sus funciones vitales.

La epigenética muestra cómo nuestras experiencias pueden influir en la actividad de los genes sin cambiar su secuencia de ADN.. Hasta hace poco, se pensaba que las modificaciones epigenéticas solo ocurrían en las primeras etapas del desarrollo, pero descubrimientos recientes han revelado que continúan sucediendo a lo largo de toda la vida, con un impacto significativo en nuestra existencia.

 La metilación del ADN ajusta la actividad genética y es vital para la salud. Durante el embarazo, nutrientes como el ácido fólico y la vitamina B12 son esenciales para este proceso, afectando al desarrollo fetal. Sustancias como el EGCG del té verde pueden favorecer la desmetilación del ADN, ayudando a prevenir el cáncer. 

 La expresión génica es el proceso por el cual los genes dirigen la producción de proteínas, cruciales para las funciones celulares. Esta producción puede aumentarse o restringirse dependiendo de cómo se regule la actividad del gen. Las proteínas que interaccionan con el ADN y ciertas modificaciones químicas pueden influir en si un gen se activa o no. 

 Los folículos del cabello son altamente sensibles y registran una amplia gama de señales ambientales, desde temperatura y presión hasta vibraciones. Esta sensibilidad les permite responder a los cambios del entorno. La habilidad de los folículos para adaptarse a las variaciones de calor y frío también contribuye a que retengan información biológica importante.